domingo, 30 de marzo de 2008

Pero... cómo salgo de aquí?

Era una de esas salidas comunes de día viernes. Una cualquiera, sin novedad: un grupo de amigos que se juntan a conversar, junto a unos jugosos cortes de carne a la parrilla, un par de botellas de un agradable cabernet cauvignon y muchas ganas de olvidar el stress laboral. Ese día fue la oportunidad para que uno de nosotros, invitara al resto a conocer su casa nueva.

Como a eso de las 12:00, un rato antes de ir a almorzar recibí en el email el plano con la ruta a seguir. Como buen conocedor de mapas y con las referencias correspondientes: norte, algunos hitos principales, cruce de calles, además de la ruta marcada con un grueso color rojo…. Reconocí de inmediato el área: Quilicura, en el periurbano de Santiago.

La ciudad de Santiago fue fundada por el español Pedro de Valdivia, el día 12 de febrero del año 1541, aprovechando la existencia de población indígena del lugar, algunos relieves destacados que permitían la observación y vigilancia como el cerro Huelén (que hoy registramos como Santa Lucía, 33°26’S, 70°38’O) y el río Mapocho, que permitía el abastecimiento de agua. De la forma tradicional en hispano américa, la planta urbana siguió el trazado de damero, localizándose la ciudad entre los dos brazos del Mapocho.


…imprimí la imagen y la guardé, esperando la hora de la salida.

Sin más problemas que la congestión vehicular de las 18:30 hrs de ese día viernes cualquiera, que me permitió invertir algunos minutos en encontrar una canción en la radio, tararear 4 ó 5 melodías y definitivamente cantar 6 ó 7 canciones, logré alejarme definitivamente de la ciudad al cruzar la “barrera” de Américo Vespucio Norte. Casi sin más el flujo de automóviles disminuyó, lo urbano se redujo a sólo una calle de un par de vías y algunos añosos árboles, testigos de unos 40 ó 50 años de vida del lugar. Finalmente comenzaron, de improviso, a aparecer los condominios de nombres de santos, dones y doñas, de colores pasteles y mediterráneos, de uno y dos pisos y de jardines amplios y guardias…

Los saludos, las risotadas, las risas. Hablar de pega, del taco, de la congestión, de ella, de aquella, de esa. Salud!, de la familia, del tiempo de la U, de la pega otra vez, del flaco, de la jurel, del pelao, del chascón…de las conquistas, de las desdichas, de los sueldos, del auto nuevo, de la casa nueva……”puchas que vives lejos!!!!”

Un poco más allá de las doce y treinta, nos empezamos a ir, cada uno en su auto, con destino a casa, junto con las obvias recomendaciones: toma esta calle,… al llegar al semáforo,… no vayas tan rápido,… cuidado al cruzar,…

La infraestructura vial en Chile ha tenido un incremento sostenido desde hace varios años, desde obras emprendidas exclusivamente por los gobiernos, hasta la actual política de concesiones que ha permitido extender el desarrollo y conectividad, no sólo entre ciudades sino también al interior de ellas. Estas experiencias se han repetido también en otros países, permitiendo incorporar los capitales privados, muchas veces extranjeros, en la construcción no sólo de carreteras, túneles y puentes, sino también de pórticos y plazas de peajes. También ha ayudado a las proclamas y candidatos.

Es de noche, las luces de la ciudad iluminan el paisaje. La compañía es buena. Ingreso a Américo Vespucio “…piiip!”, pero sin aviso más que tan sólo unos pocos metros antes, paso de largo por la que debía ser mi salida. Un letrero anuncia “San Martín” …piiip!, mmmm, no conozco por aquí, algunos km más allá otro indica “Lo Echevers”… …piiip! Luego, “Condell-Lo Boza” …piiip!, un par de minutos más “Miraflores” …piiip! “…dónde estoy?” hasta que finalmente un lugar conocido: “Aeropuerto- Ruta 68” …piiip!

Salgo por el nudo en dirección a Valparaíso, regreso.., la música cambia y cambia. Nuevamente: Miraflores, Condell-Lo Boza, Lo Echevers, San Martín: hasta que por fin un letrero conocido “Al Centro” “…piiip!”

Tomo la “Autopista del Centro” y por fin, después de algunos letreros y pórticos cruzo la Alameda: territorio conocido. La música sigue cambiando.
Si bien Santiago tuvo un crecimiento en extensión siguiendo la forma de anillos concéntricos a partir de su consolidación como ciudad. A partir de los años cincuenta en el siglo pasado, su expansión se realizó de forma fragmentada (urban sprawl), incorporando como suelo urbano espacios de significativa importancia agrícola y acentuando los efectos de isla de calor. Aquellas conocidas como “otras ciudades”, debido a la distancia que se encontraban (Padre Hurtado, Peñaflor, Maipú, Puente Alto), fueron incorporadas definitivamente a la gran ameba urbana.

Luego de zigzaguear por los otros mundos de Pedro Aguirre Cerda, San Ramón, Lo Espejo, y una muy momentánea detención cerca de Gran Avenida, emprendo el regreso. Por fortuna los puntos cardinales nunca han cambiado en la historia humana. Voy al poniente, al otro periurbano. Son cerca de las tres y treinta, apago la luz… sueño con caminar un par de cuadras para ir al cabildo.

Enlaces:
http://www.memoriachilena.cl/mchilena01/temas/index.asp?id_ut=fundacionydesarrollodelaciudaddesantiago:sigloxvi
http://www.plataformaurbana.cl/archive/2008/03/24/vision-de-ciudad-planyc-2030/#more-2388
http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0250-71612002008500010&script=sci_arttext

1 comentario:

- Claudita - dijo...

jajajajajajajaj!!!!

perdido?...

me encanta como relatas... para la otra que andes en san ramón, pasa a verme... jajaja...


1 beso