sábado, 31 de mayo de 2008

Problemas con el agua

1.
CIERREN LA LLAVEEEE!... El típico grito desde el baño, que se escuchaba al fondo de la casa, cuando alguien se daba una ducha con agua caliente, mientras en la cocina otro personaje de la familia usaba el agua para lavar un vaso o enjuagar un plato. Inmediatamente en el baño, la delicia de esa ducha se transformaba en la tortura del frío aterrador sobre tu cuerpo.

2.
Las continuas reparaciones y modernizaciones de la red de distribución de agua potable en la capital, obligaban a suspender el servicio incluso por jornadas de varias horas. Si tuviste la fortuna de recibir el panfleto de aviso...si estabas escuchando radio, o bien si contabas con buenos vecinos, lograste almacenar suficiente agua para el quehacer diario de la casa.

3.
Una de las innovaciones en materia de fitting, fue el cambio del antiguo sistema de excusado con tanque elevado, por un moderno sistema, con un estanque más reducido, más silencioso, y por supuesto más eficiente...que permitía, con un mayor porcentaje de certidumbre, que todo aquello que tuviese que irse....efectivamente se fuera. Sin embargo, y como es habitual, las instrucciones nada dicen de aquellos casos críticos. En aquellas ocasiones debía recurrirse a medidas de choque: mangueras, baldes, o el muy necesario sopapo.

Cuando nació Fran alojé un par de noches en la clínica, aprovechando los precios de la hotelería hospitalaria. Pensando en partir hacia la oficina desde allí mismo... Como una mala costumbre, abrí la llave de la ducha y dejé corriendo el agua....para que se caliente -pensé-, mientras me afeitaba. Afortunadamente y siendo previsor, llevaba comigo los útiles de aseo necesarios, así que tomé el tiempo suficiente para darme una buena afeitada, total, estoy pagando...mientras, el agua corría...

Cuando casi había terminado note que el piso del baño estaba totalmente mojado....en realidad inundado. Con un signo de interrogación dibujado en todo el rostro, abro rápidamente la cortina de la ducha y oh!.... Allí comprendí que no todas las duchas son iguales...definitivamente las de las clínicas no. A la habitual challa por todos conocida se le sumaban dos rigurosos y abundantes chorros de agua caliente en sentido horizontal, dispuestos así para facilitar el aseo de los pacientes... lamentablemente para mi, esos chorros, daban hacia fuera de la tina, de hecho chocaban contra una de las paredes del baño.

Rápidamente cerré la llave, tomé una de las toallas que allí estaban y luego de varios minutos de secar y estrujar..."aquí no ha pasado nada"

Como si efectivamente no pasara nada, me vestí, anudé la corbata, me coloqué la chaqueta, tomé el maletín y salí de la habitación..................

…….pasé rápidamente y sin casi mirar a los cuatro funcionarios de aseo que no daban abasto para secar toda el agua que se había filtrado hacia el pasillo y delante de casi todo el cuerpo de enfermeras del piso que, mirando la escena, se preguntaban qué cañería se había roto.

Hoy pienso en ello y sonrío...ahora, esperando mi vuelo a Santiago, en Copiapó (27°22'S, 70°20'O), agradezco haber tenido una toalla a mano en esa pensión de Diego de Almagro (26°23'S, 70° 02'O).

domingo, 11 de mayo de 2008

De viaje por Chaitén

La mochila estaba llena y no entraba nada más: el saco de dormir abajo, arriba unos zapatos de trekking, ropa, luego la cocinilla, los tubos de gas, la olla, platos, utensilios, mucha comida en sachet y los útiles de aseo.

Desde Quellón (43°07’S, 73°37’O), en la isla de Chiloé abordamos un barco de pasajeros, cruzando a través del mar interior de la isla grande, protegidos del flujo de los vientos del oeste: la navegación aquí es muy sencilla. El paisaje espectacular, el día soleado y los contrastes entre una isla y las otras son espectaculares. En cada una es posible ver huellas vigentes de la cultura chilota. El mar calmo se cubre de una neblina eterna y cuando se disipa comienza a verse el destino cercano: la ciudad de Chaitén (42°55’S, 72°42’O).

Chaitén descansa sobre una plataforma a los pies de los relieves montañosos de la cordillera de los Andes. El aspecto es imponente, un gigantesco muro verde tras ella. Este paisaje del sur de Chile, afectado por el modelado glacial durante el Cuaternario, condiciona la localización de la población, la que se asienta en las partes bajas de los estuarios y fiordos, en los escasos espacios planos que existen y que logran ser transformados para la ganadería y la instalación de viviendas. En la cordillera, las cumbres más altas se aprecian claramente a la distancia, los volcanes Corcovado, Michinmahuida (42° 48’S, 72°27’O), de cimas nevadas sobresalen visiblemente en el paisaje. Otros como el Chaitén (42°50’S, 72°39’O), a sólo 10 km de la ciudad, se pierden en el verdor de las vertientes arborizadas de este lugar.

El alojamiento fue un problema, los lugares para mochileros con todas las ganas de encontrarse con la naturaleza y vivir “al aire libre”, con sólo un techo de lona como abrigo, no existen… Se debió recurrir entonces a las reservas monetarias…aquellas que dejas para las próximas semanas para acceder a un lugar seguro.

Casualmente encontramos un buen hotel. El dueño, muy preocupado de ese empresario que compra y compra tierras por esos lares, tenía su propia teoría: “lo que pasa es que él sabe donde están los yacimientos de uranio…”

Con la planta baja en construcción, nos permitió ocupar una de las habitaciones. El único problema es que no tenía puertas, ventanas, tampoco camas y el piso aún era de un frío y duro cemento. Como pudimos, logramos levantar la carpa, amarrarla con unos viejos y roídos cordeles que encontramos en el patio y pensar cómo serían esas noches con sólo el saco de dormir como colchón.

Al final de 6 días logramos hacernos amigos de los vecinos de la otra habitación, recorrer los alrededores, asistir a los recitales y fiestas de la semana chaitenina, reducir el peso de las mochilas, y una cita con el médico en Santiago, que nos recetó una terapia de calor, masajes e ibuprofeno.
Enlaces:

domingo, 4 de mayo de 2008

Más acá de Más Adentro

La espera en Valparaíso (33º03'S, 71º07'O), fue larga, bastante larga. El neivi, con rudo aspecto, chequeaba con exasperante calma, verificando que a cada pasajero estuviera en ese arrugado listado que se había completado sólo apenas se publicaron las vacantes. Nuestro equipaje: 3 monstruosas, siniestras, plateadas y metálicas cajas yankees, que lograban proteger de los golpes y el agua el delicado instrumental, su problema: casi imposibles de cargar; 4 trípodes; 4 estaciones totales; 4 cajas de cartón llenas de frutas y verduras, 5 mochilas, 5 sacos de dormir y una bolsa de pan.

Luego de 5 horas de sedienta espera, se iniciaba la aventura hacia la isla Robinson Crusoe (33°38’S, 78°51’O), en el archipiélago Juan Fernández.

La partida es casi una fiesta en Pancho: los compatriotas vuelven a casa, los hijos regresan al lecho materno, las ansiadas vituallas van. Nos esperan 30 horas de viaje.

Los primeros minutos pasan rápido,…. demasiado. Hay muchas cosas que ver en el “conti” mientras te alejas raudamente, mientras los nudos se incrementan, mientras el paisaje empequeñece. Allá alcanzas a ver la casa de Lukas, un poco más allá la Sebastiana, también el recordado edificio de la fundación Isabel Caces de Brown, el castillo de la Santa María…. las hermosas y ahogadas dunas de Concón rompen la monotonía urbana.

El Aquiles, construido por Asmar-Chile, es un buque de gran autonomía, diseñado para transporte de carga y pasajeros, contribuye a la conexión de territorios aislados, llevando permanentemente material médico, además de ser utilizado como soporte en caso de catástrofes.

El interior del Aquiles tiene gran comodidad: camarotes individuales, camarotes para dos personas, camarotes para cuatro pasajeros…un espacio de estar con televisión satelital; un quiosco para la venta de golosinas, productos de farmacia o souvenir; 2 casinos, una cubierta aérea (para los helicópteros) y un agradable espacio en popa para conocer pasajeros, ver la estela alejarse y echar humo.

En el buque haya gran libertad, es posible recorrer las diferentes cubiertas, subir y bajar escaleras, mirar desde fuera la cabina de mando o conversar con la tripulación. La primera hora pasa rápido.

Durante la segunda hora, mucha gente conversa, grupos aquí y allá, niños que corren, personas que ven tv, otros tienen la mirada perdida en el Pacífico…..Me siento un rato…

La tercera hora, p a s a m u y l e n t o…. Sigo sentado… estoy conectado con la embarcación…. Veo el horizonte a estribor mientras pierdo de vista el de babor…..el paisaje se vuelve totalmente marítimo a un lado, al otro es completamente atmosférico….. esto se repite, se repite, se repite…. no se detiene…. Me levanto.


En mi cuarta hora de navegación estoy sentado otra vez, encontré por suerte un espacio cómodo. Mi vista es aguda…. Al otro lado del salón un bolso de mueve al vaivén de las olas, un viejo lobo de mar ríe mientras equilibra su cuerpo, un vaso servido a la distancia mantiene el nivel desplazándose a uno y otro lado…. Siento calor, las manos húmedas…. cierro los ojos, los otolitos nunca han trabajado tanto,

A las cuatro horas y quince minutos, me levanto, quiero ir derecho, no lo logro…. …recuerdo alguna de mis primeras salidas nocturnas de estudiante. Mi camarote está muy lejos, mis manos no sueltan una baranda…

Cuatro horas y veinte minutos…. la baranda no me suelta. Cuatro horas y treinta, sigo allí….. cuatro horas y treinta y cinco,… desisto de ir a mi camarote….. el baño está un poco más cerca….

La cabeza me da vueltas, las manos mojadas, un pie no sigue al otro, las voces a mi alrededor se multiplican por 10, las personas pasan en cámara lenta, el océano cubre todo,…. “boba”, “popestribor”, “propa”….en este m omento no me importa… quiero avanzar….. al fin, un paso puede seguir al otro… avanzo por el pasillo, cada saliente de la pared entrega seguridad a mis manos, Oh no!! una escalera de eternos 30 peldaños….


Cinco horas y cinco minutos,….. no recuerdo haber bajado esa escalera!! El baño está un poco más cerca, cinco horas y diez, al fin llego….leo un cartel.… “Sólo pasajeros femeninos, espere hasta las 23:00”…. Con sólo el vaivén de seguridad miro el reloj, logro presionar el botón de la luz…… las 22 y 15.

jueves, 1 de mayo de 2008

Encuentros cercanos con un visitante del espacio exterior


Una vez traté de llegar, pero no se pudo….faltó apoyo.
Pero la segunda vez llegamos varios. Esta es la cronología de la expedición al Cráter del Meteorito de Monturaqui! (23º55’S, 68º15’O)

Mayo 1991, Instituto de Geografía UC
Clase de Geomorfología Estructural
Primer encuentro: Similitudes de cráteres volcánicos y cráteres meteóricos. Lectura obligada: Sánchez, J. & W. Cassidy, W., 1966. A Previously Undescribed Meteorite Crater in Chile. In: Journal of Geophysical Research, Vol. 71 Nº 20, p.4891-4895.

Enero 1995, Antofagasta
Faltó apoyo.

De 1997, La Reina Alto
Reunión con Don Joaquín Sánchez
Fuente obligada de conocimientos y un millar de historias, don Joaquín conocía a muchos geógrafos. La expedición con William, en el año 1965, se gestó a partir de un proyecto de cooperación con el Observatorio de Lamont, logrando visitar el cráter, su área circundante, realizar experimentos de campo y por supuesto obtener valiosas muestras.

Julio 1998, Cráter del Meteorito de Monturaqui
Localizado en el desierto extremo, unos 100 km al sur de San Pedro de Atacama, llegamos un número de 25 personas: físicos, geógrafos, astrónomos, químicos y una estudiante de jardín infantil, cada uno con su particular ojo profesional, interesados en un mismo objeto de estudio.

Llegar es difícil, se necesitan 4WD, GPS, cartografía, y bastante agua. Los contrastes térmicos son muy exagerados: el día es muy caluroso y la noche muy fría, los 3.000 m de altitud aquí se sienten. A pesar de ello, se encuentran muy aisladamente pequeñas plantas, rastros de roedores y fauna mayor que visita sigilosamente de noche buscando alimentos…

El cráter es casi perfectamente circular, tiene unos 370 m de ancho medio y una profundidad de unos 30 m. De tamaño medio, si se lo compara con estructuras mayores existentes en otros lugares del mundo, tiene la ventaja de localizarse en un medio en extremo árido, que ha permitido conservar la mayor parte de las formas, seguramente desde el momento mismo de su formación, probablemente en el Terciario superior.

Allí ocurrieron muchas historias, de hecho llegar ya es una historia: la bolsa amarilla, el túnel al centro del cráter, la libreta azul, contando estrellas, un ovni!, el lobo… Un buen amigo incluyó varias de ellas…
El visitante llegó para quedarse, jamás regresó.