martes, 11 de marzo de 2008

Los peces no cambian


La muy antigua caleta creció. Seguramente la buena pesca, el resguardo de la bahía y los alimentos cercanos llamaron la atención de los primeros habitantes. Los segundos fueron familiares de los anteriores y los terceros, amigos de ellos. Siguieron después otros que se instalaron cerca de los primeros y así continuó...

La vieja caleta vio como aumentaron las casas irregulares, el cemento en el suelo y los visitantes de fin de semana que necesitaban comprar y sentarse a comer. El comercio llegó, la caleta tomó otros colores, se escuharon los gritos a las caseras y los pescadores sonrieron: tirar las redes, sacar las redes, vender los peces..... mientras, otros ojos miraban y pensaban, hasta que uno se decidió y los humos se asomaron en el cielo. Las tablas de los botes se cambiaron por los aceros de los barcos, los remos y las manos duras y partidas compitieron con la velocidad de los motores en una carrera con cien ventajas.

Esa rancia caleta quedó atrás, la ciudad desplazó a los artesanos y dio cabida a los industriales, comerciantes y bancarios; extranjeros y parejas de una noche, turistas de sábado y domingo; liebres, micros, buses y trenes.

El lugar cambió, el aire cambió, la vista cambió, los pescadores cambiaron,.... Escuché por ahí que hay una pequeña caleta donde se pesca muy bien, creo que iré a tirar mi anzuelo allí.

No hay comentarios: